Breve relato de una empresa, que ha surgido a través del tiempo desde abril de 1943, por lo que hoy día cumple más de 75 años…

El Guadalupano fue fundado por don Juan Q. Rojas y la Sra. Rosario Coto Pereira, quienes vivían en la provincia de Cartago con su familia, muy numerosa de 16 hijos, y por razones de salud y pobreza sobrevivieron 8 de los cuales eran 7 varones y una mujer, todos nacidos en Cartago y el último en San José. Fueron personas muy humildes, cogedoras de café, en el tiempo que radicaron en Cartago, sin embargo, por tener mejor calidad de vida, y por la mala situación económica, uno de los hermanos de don Juan decide trasladarse a San José a buscar un mejor trabajo, él tenía una rueda de chicago, en ese momento trabajaba en la Administración del agua, lo cual era algo similar al AYA hoy en día.

Con ese conocimiento salieron de la zona. La Sra. Rosario a pesar de su sencillez era una excelente administradora del dinero, por lo tanto, ella forjaba su propia economía trabajando desde su casa, haciendo, tortillas, pan casero, vendiendo huevos y haciendo carbón, con esto mandaba a sus hijos de puerta en puerta ofreciendo y vendiendo cada uno de los diferentes productos que ella producía, mientras su hija, a quien le llamaban Chela, de cariño, se quedaba a lado de su mamá, con las responsabilidades del hogar.

… La familia Quirós, cuando se traslada hacia San José, viven en la comunidad de Santa Cecilia de Guadalupe, por necesidad deciden construir un agregado a la casa, para realizarlo, vuelven a Cartago a traer la madera, ya que contaban con un conocido quién era dueño de un aserradero, y les podría proveer la madera, en su primer pedido les fue dado una carreta a crédito por tan solo mil colones.

Cabe resaltar que por aquel tiempo, viajar a Cartago desde Guadalupe no era nada sencillo, pues debían  viajar por días para llegar al lugar, pasados el viaje, llegan por fin  a su hogar , llegando a su casa acomodaron la madera en la casa, mientras  construían el galerón, al estar la madera a la mira de los que pasaban  frente a su vivienda, era lógico que preguntaran por la misma, así sin tener que almacenarla  dichosamente la vendieron a toda la gente que pasaba y preguntaba por si acaso podrían venderle un pieza de madera.

Y aquí empieza la historia de El Guadalupano…

Así pasaron varios meses vendiendo madera y doña Rosario con sus negocios, llegando el momento, cuando más amena se encontraba la conversación sobre el nombre que le podían poner a su negocio, uno de sus hijos se apartó un poco de ellos, recogió una tabla y con un pedazo de carbón un nombre escribió, El Guadalupano, nombre que por la mayoría fue aceptado. También por agradecimiento al lugar donde habían llegado ellos y en donde estaban cómodos y felices.

Continuaron con sus viajes a Cartago, ya no eran dos carretas sino más, llenas de madera, para los clientes, poco a poco al ver don Juan el éxito de sus ventas y su crecimiento, decide hablar con su hijo Víctor Manuel, para que no trabaje más en El Guadalupano, sino que trabaje afuera como soldador por si el negocio no puede continuar y lo tengan que cerrar.

Mientras doña Rosario, continuaba con sus negocios, trayendo carretas llenas de madera, y con la venta de huevos y en sus quehaceres, cociendo la ropa de sus hijos. Con el pasar del tiempo, siguen creciendo solamente con la venta de madera, don Juan, decide llamar a Víctor que hacía tiempo no estaba con ellos, pues consideró, que ya era tiempo de que volviera de nuevo, pues ya tenía mucha visión del ambiente.

Víctor acepta y lo primero que hace es, incorporar inmediatamente el campo de la ferretería, lo cual les daba para expandirse a otro sector de clientes. Inicialmente el negocio se situaba en Santa Cecilia de Guadalupe. Donde le iba muy bien, pero necesitaban otro local más amplio y que fuera en Guadalupe centro.

De un momento a otro a don Juan le sale un buen negocio, le venden una esquina en el centro de Guadalupe, pero no tiene la prima  para amarrar el negocio, llega a la casa y le comenta la idea a doña Rosario, que le ofrecían una esquina en Guadalupe, pero que no tenía el dinero de enganche, doña Rosario se vuelve y le pregunta, cuanto ocupas …Mil colones le dice don Juan…ese dinero yo lo tengo … y fue y saco el dinero de donde lo tenía , y se lo entregó a don Juan, para que finiquitara el negocio.

Es en ese terreno o esquina donde se construye el primer edificio de El Guadalupano, basándose en un depósito de materiales y ferretería, otro de sus aliados comerciales lo es Pinturas Protecto, quien formó parte de crecimiento de El Guadalupano. Así con tan solo unas carretas de madera que llegaban desde Cartago, no solo se desarrolló una gran empresa, si no también nació todo un pueblo el que es hoy Guadalupe.

Por medio de El Guadalupano, muchas familias han construido sus hogares, adquiriendo todos los materiales en este depósito… Más de 176 familias y 38 personas de afuera, tienen trabajo y el sustento gracias al depósito EL Guadalupano.

Misión: Proveer a nuestros clientes soluciones integrales de ferretería y materiales de construcción por medio de la excelencia en el servicio y precios competitivos.

Visión: Ser el referente en soluciones ferreteras innovadoras para el hogar, logrando una completa satisfacción de nuestros clientes, socios y colaboradores

Valores:

  • Servicio
  • Lealtad
  • Compromiso
  • Respeto
  • Empatía
  • Integridad
  • Resiliencia